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20 Cuando llegó al lugar gritó:

—¡Daniel! Tú eres servidor del Dios viviente y siempre estás a su servicio. ¿Tu Dios pudo salvarte de los leones?

21 Daniel respondió:

—¡Viva el rey por siempre! 22 Mi Dios envió a su ángel a cerrar la boca de los leones y no me han hecho nada, porque sabe que soy inocente, y tampoco le he hecho a usted, majestad, ningún mal.

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